Mi amiga Meno y yo, de Carla Romagosa, es uno de esos libros que quería leer antes de entrar en esta nueva etapa de mi vida que está rondándome y que llegará de un momento a otro. Es un libro ligero, ameno, con toques de humor y valiosos consejos.

 

El año pasado por estas fechas tuve una falta en mi regla y mi presión arterial se subió durante unas semanas. Teniendo en cuenta que ya iba camino de los 49, que hacía mucho que los kilos que me visitaban querían instalarse definitivamente en alguna parte de mi cuerpo y, que había perdido de vista mi cintura hacía unos meses, pensé que iba a estar entrando en la perimenopausia (período más o menos prolongado que precede a la menopausia).

 

Así que desde ese momento me propuse vivir este periodo con alegría, con apertura, con curiosidad, con respeto y con amor, con mucho amor.

 

Es muy triste que una etapa así tenga tan mala prensa y esté tan denostada. Por suerte, hay mujeres que le dan visibilidad y la tratan con respeto y cariño. Entre estas mujeres me encuentro yo. Esta etapa se puede convertir en una gran oportunidad de cambio, de transformación y de aprendizaje. Para eso es necesario entrar con una actitud de apertura y una mirada curiosa, dispuesta a soltar viejas creencias y hábitos para dejar espacio a todo lo nuevo que está por llegar. Por eso es importante que hagamos un repaso de cómo ha sido nuestra vida hasta este momento, de qué nos ha obstaculizado el avanzar con ligereza para deshacernos de lo que haya sido, y hacer una profunda reflexión para saber cómo queremos que sea nuestra vida a partir de ahora.

 

Te propongo un encuentro en el que puedas expresarme tus inquietudes y objetivos para este nuevo período; entre las dos trazaremos un plan de acción que se convertirá en un interesante y bonito camino a recorrer. Si sientes que puedo acompañarte en esta nueva etapa, contacta conmigo aquí.

 

«Meno me ha hecho llorar mucho. Y me ha hecho sentir en una montaña rusa emocional de ciclo premenstrual perpetuo. Lloraba porque no me daba la gana de tener a Meno en mi vida y lloraba por cómo pensaba yo que ella iba a transformarla. Y no sólo me hacía llorar, sino que me convertía en una persona un poco arisca y muy muy solitaria. Todo lo que imaginé no se parece en nada a lo que me ha terminado sucediendo, pero sí es cierto que poco a poco he ido mudando la piel. Ha sido un duelo y pienso que como tal deberíamos vivirlo todas. Cada una a su manera, faltaría más, pero duelo al fin y al cabo. yo tengo pensado hacer una fiesta pronto».

 

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