La familia, los vínculos entre sus miembros y las relaciones que establecemos entre los mismos suelen tener mucho que ver con nuestros puntos de dolor, con situaciones que estrechan y oscurecen nuestra vida y con etapas estresantes y contractivas en nuestro camino.

 

De la misma manera, cuando conseguimos atender y ordenar este sistema familiar encontramos la solución a muchos de nuestros conflictos internos volviendo a conectar con la alegría, la calma y la ligereza inherentes a una buena vida.

 

El mundo que nos ha tocado habitar en la actualidad sigue una tendencia clara hacia el individualismo y la autosuficiencia desmarcándonos y alejándonos en muchas ocasiones de estos lazos familiares.

Sin embargo, una constelación familiar nos muestra esa trama relacional y vincular que cada individuo tiene con su propio sistema familiar a través de varias generaciones. En muchas ocasiones, estamos involucrados en esta trama con una intensidad inimaginable y, en la mayoría de ellas, de una forma muy inconsciente.

 

Bert Hellinger, como creador de las Constelaciones Familiares, observó las implicaciones y las dinámicas dolorosas que se transmiten de una generación a otra.

 

Un trabajo de constelaciones familiares sirve para poner luz en esas dinámicas y observar los nudos y las limitaciones que han propiciado. En una constelación familiar podemos restablecer los Ordenes del Amor, dándole un lugar de amor y respeto a cada miembro del sistema.

El trabajo a través de una constelación familiar supone un movimiento interno muy profundo en la persona que constela, generando, en la mayoría de las ocasiones, calma y bienestar tanto en ella como en su sistema.

 

Una constelación familiar no es una solución en sí misma, es una puerta de estrada a la luz y a la verdad de tu historia. 

 

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