Qué importante es parar, en cualquier momento de tu vida, para dejarte observar, para contemplarte y preguntarte: ¿Es esta la vida que quiero? ¿Soy quien creo ser? ¿Qué puedo mejorar en mi vida? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Cómo he recorrido mi camino? ¿Quiero seguir caminando de la misma manera?

 

Un proceso de Coaching Personal te ofrece la oportunidad de detenerte, de poner el foco en ti, de cuestionarte y de elegir la vida que realmente deseas.

 

Si sientes que puedo acompañarte en este aprendizaje contacta conmigo; te ofrezco una sesión sin coste para explicarte cómo conseguirlo.

 

LA LLAVE DE LA BUENA VIDA, JOAN GARRIGA

 

Subir la montaña, descender la montaña.

 

Lo habitual es que durante la primera parte de la vida trates de construir, de conseguir, y vayas en ascenso. Y construyes identidades, sean las que sean (exitoso, sufridor, justo, sacrificado, recto, correcto, obediente, amistoso, reformador, rebelde, agresivo, tímido, etc.), y las haces fuertes, defendiéndolas con orgullo, incluso con sudor y sangre. Piensas que no debería ser menos: son los robustos nervios de tu ego y operan como tus columnas vitales; por tanto, debes defenderlas contra viento y marea.

 

En una segunda parte, empiezan a despuntar las pérdidas, y tienes que soltar y deshacerte poco a poco de todo lo que has ido construyendo y consiguiendo. Con fortuna, te desapegas de identidades, te vuelves más flexible y ligero. Sin ella, te vuelves bilioso, y amargo.

 

En el cuento de la llave de la buena vida, ese momento de declive se sitúa simbólicamente en los cuarenta años. Es a esa edad, que simboliza la mitad de la existencia humana, cuando el hijo de nuestro cuento, como muchas personas, decide parar y mirar atrás, observar los traspiés y analizar qué está yendo mal y qué bien, para finalmente tratar de retomar la vida con una nueva perspectiva. Una suerte de parada y fonda en la que extendemos los mapas de la geografía de nuestra propia vida; evaluamos coordenadas, latitudes y longitudes, y luego decidimos seguir de la mejor manera posible, sacudiéndonos el polvo de los viejos caminos, enfrentándonos al fin a algunas de nuestras debilidades y dibujando nuevos horizontes de futuro.

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