Es muy probable que en tu entorno laboral o personal (o incluso en ambos) tengas a alguna persona con la que la convivencia es realmente complicada.

Has intentado poner de tu parte, quieres que la situación revierta para ganar tranquilidad y poder vivir en paz, sin embargo, sientes que cada vez que interactúas con esa persona una variedad de emociones que te incomodan y te alteran hacen presencia sin que puedas gestionarlas.

No siempre es posible poder librarse de esas personas, ni tampoco de esas emociones. En un proceso de Coaching Personal aprendes a entender el comportamiento de esas personas, a gestionar las emociones que surgen en esa relación y a hacer los cambios necesarios para que no te cause malestar.

 

Si sientes que puedo acompañarte en este aprendizaje, contacta conmigo; te ofrezco una sesión sin coste para explicarte cómo conseguirlo.

 

 

CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS, MARIAN ROJAS ESTAPÉ

 

Manejar a las personas tóxicas.

 

Casi todos contamos con alguien cuya mera presencia o compañía nos altera el estado de ánimo.

Probablemente ya sepamos, casi sin esforzarnos, quién es esa persona. Normalmente la razón última de esa negatividad se debe a que, en algún momento de tu vida, esa persona tuvo una influencia perversa o impactó muy negativamente en tu vida.

“Me siento mal cuando estoy con él. Me incomoda y saca una parte de mí que no me gusta”. Cualquiera que sea el tema de conversación, sus comentarios, aunque sutiles, siempre destilan algo de desprecio. Ya no sé si es cosa mía o si veo fantasmas donde no los hay. No sé si son celos, envidia… Pero me siento vulnerable a su lado y solo cuando se marcha me relajo y respiro aliviado.

Pese a ello no soy capaz de separarme de él, aunque creo que debería marcar cierta distancia. Esta situación me está cambiando el carácter y me crea angustia y cierta tristeza. Esa persona puede ser tu pareja, tu madre, un jefe, un compañero de trabajo, un cuñado, un vecino, un amigo… En esa persona su comportamiento, presencia o forma de relacionarse nos altera e invariablemente nos quita la paz.

Son las tóxicas. Las hay de todos los tipos: inestables, celosos, paranoicos, inmaduros o neuróticos. En todo caso tienen la capacidad de desestabilizarnos, a veces en segundos, opinando, malmetiendo y evaluando constantemente nuestras vidas, decisiones o comentarios. Se vuelven espectadores con derecho a opinar sobre todo lo que decimos o hacemos y, por lo tanto, resulta muy difícil crear vínculos sanos con ellos. En ocasiones somos culpables al haber permitido que personas que sabíamos eran así accedan a nuestro círculo más íntimo.

Son expertos manipuladores y saben detectar con precisión los puntos débiles de sus víctimas. El tóxico, por definición, asfixia constantemente a quienes le sufren. En ocasiones puede ser de forma voluntaria, otras en cambio no es consciente del daño terrible que causa a su entorno. No confundamos a una persona que sencillamente está pasando un mal momento con irascibilidad o cinismo puntuales con otra que de forma constante y regular despliega toda su toxicidad con quienes le padecen.

Pin It on Pinterest