La esencia del coaching.

Gallwey había dado de lleno en la esencia del coaching. El coaching consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo. Consiste en ayudarlas a aprender en lugar de enseñarles.

 

La idea no es nueva: Sócrates ya habló de ello hace unos dos mil años, pero, de algún modo, su filosofía de perdió en la vorágine del reduccionismo materialista de los últimos dos siglos. El péndulo ha vuelto a oscilar al otro lado y el coaching, ya que no Sócrates, esta aquí para quedarse durante un par de siglos o tres. Los libros de Gallwey coincidieron con la aparición de un modelo psicológico de la humanidad más optimista que la anterior perspectiva conductista, según la cual somos poco más que recipientes vacíos en los que todo debe verterse. El nuevo modelo sugería que nos parecemos más a las bellotas y que cada uno de nosotros esconde en su interior el potencial necesario para convertirse en un roble magnífico. Necesitamos alimento, aliento y luz para crecer, pero el roble se encuentra en nuestro interior desde el principio.

 

Si aceptamos este modelo, que sólo cuestionan algunos anticuados que casi dirían que la Tierra es plana, debemos replantearnos la manera en que aprendemos y, aún más importante, la manera en que enseñamos e instruimos. Lamentablemente, cuesta mucho cambiar de hábitos y los antiguos métodos persisten a pesar de que la mayoría conocemos sus limitaciones.

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